Hay días en los que ni la vida se atreve a mirarte a los ojos.
Días feroces de desahucio interior,
de heridas de labios abiertos en los que dices con tristeza:
¡Qué tiempos aquellos!,
aunque no extrañas los tiempos
sino a la que eras entonces,
la que vivía a borbollones,
a corazón abierto,
a destajo,
con la fe intacta
y las ganas vírgenes aún.
Días de silencio que acalambran las tripas
y encharcan los ojos de nostalgias.
Días agónicos que aúllan.
Inciertos.
Terribles.
Sombríos.
Días que son edificios en ruinas que desearías dinamitar.
Días de vulnerabilidad,
intemperie y abatimiento,
de odiar las preguntas
y maldecir las respuestas,
de resistir sin convicción.
De reptar sobre una tierra sedienta,
los músculos entumecidos,
las manos ensangrentadas,
los sentidos embotados,
en busca de la luz que anuncia el hogar.
De ovillarse a la espera de que el arcoiris,
por fin, anuncie el epílogo.
Días que son el tributo a pagar por alcanzar la
primavera que aguarda en el vientre de este otoño yermo.
Días que ya pasaron.
De nuevo.
En un incesante ir y venir con fecha de caducidad.
Con esperanza.
A pesar de todo.
Suscribo este precioso poema de un tiempo de aguacero que publicas ahora que ya se secó el pavimento. Espero el momento de ver seco el pavimento, ahora estoy en ese tiempo de aguacero.
Pronto se secará el pavimento, Alfonso. Confía. Un fuerte abrazo.
Podría firmar este poema porque me describe como si hubiera salido de mí mismo. Gracias por hacerlo visible.
Son sentimiento que, en algún momento, todos hemos experimentado. Lo importante es ser conscientes de ello, aceptarlo y verbalizarlo. Somos humanos, Paco. Sólo humanos. Un abrazo.
INCREIBLE LA FORMA EN QUE ME TRANSMITE TU POEMA….., ESTOY SOLA EN CASA, LO HE LEÍDO EN VOZ ALTA Y NO PODÍA DEJAR DE LLORAR
No se describir la forma en que me a llegado este poema….Sola en casa intentaba leerlo en voz alta y me asfixiaba la emoción….PRECIOSO Y MUY EMOTIVO
Celebro que te haya transmitido esa emoción. Un fuerte abrazo.
Me siento tan identificada en cada palabra. Mejor no lo puedes proyectar. Gracias, amiga.
Gracias a ti por enseñarme a no perder la sonrisa aún cuando los días tributos se sucedan de manera interminable. Un abrazo.