«Si descubrí a la narradora Alicia Domínguez en un libro de historia, en esta colección de historias he descubierto probablemente a una memorialista. Se me antoja que este reguero de pequeños o de grandes sucesos, en paisajes y en épocas distintas, tiene la encarnadura de aquellas viejas reuniones al calor de la lumbre donde las familias desgranaban sus propios secretos o los misterios ajenos: desapariciones, equívocos, malos entendidos, leyendas urbanas o rurales, episodios de conflicto o de ternura. De ahí, la huella de agua que transpiran estas páginas, la de la confidencialidad, una invitación cómplice a entremeternos en su vida que, en el fondo, como nos ocurre a todos, son muchas vidas».
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