Mauricio es un experto echador de cartas y propietario de una tienda esotérica en Lagos, localidad a la que llega huyendo de Brasil y en la que echará raíces: A través de sus palabras, transmitidas con una pasión que evidenciaba cuánto amaba este paisaje, pude percibir ese ritmo cadencioso, suave y perezoso, que estira el tiempo y las ganas, que enlentece las urgencias y sosiega la inquietud…
Su aire descreído y su atrevimiento provocarán en Lola un rechazo inmediato: ‘no me gustan los hombres presuntuosos’. Sin embargo, conforme va desentrañando lo que el ‘chamán’ del pueblo, como lo llama Sara, oculta tras esa máscara: un pasado turbulento redimido gracias a una poderosa voluntad de superación y a la ayuda de Mami Assunsao, la resistencia de Lola irá dando paso a una irresistible atracción.
Durante los días que pasan juntos, Mau dejará una huella imborrable en Lola: Olía tan dulce y sabía tan bien… Era diferente a todo. Era fuerte y, sin embargo, blando como el algodón dulce, apasionado, tierno y muy sabio, con esa sabiduría que otorga haber sobrevivido a un gran dolor. A su lado fui capaz de dejarme llevar. De haberlo conocido en otro momento, lo hubiera elegido a tientas…
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