Monsaraz se conoce como el «nido de las aguilas» ( Ninho das Águias ) por estar encaramado en una elevación sobre la infinita llanura alentejana. Se trata de un pueblo pequeño donde la tranquilidad impregna cada rincón de su geografía. A pesar de ser apenas una pequeña aldea fortificada por una muralla medieval que se asoma al Guadiana, posee un enorme castillo y siete iglesias que aún perviven en excelente estado de conservación.
Este lugar, donde el silencio acompaña cada paso, es un escenario ideal para que nuestras protagonistas comiencen la inmersión…
…atravesar la Porta da Vila es adentrarse en la la quietud de un pueblo en el que el tiempo parece planear, sin tocarlo, sobre el empedrado de sus calles. A través de sus sinuosas y estrechísimas calles, flanqueadas por casas blanquísimas con preciosas puertas de madera maciza enmarcadas en jambas de piedra, me dirigí a la parte alta del pueblo. En el castillo, encontré a un grupo de turistas japoneses afanados, como siempre, en fotografiarlo todo. Me abrí paso entre ellos y, tras contemplar la vista desde la Torre de las Brujas, una de las mejores del lugar, me dirigí al patio de armas. Me senté en un rincón y dejé que los tímidos rayos del sol que se abrían camino entre la niebla me calentaran.
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