Abuela, jamás se me olvidará los ‘apartaitos’ que solías hacer a primero de mes cuando cobrabas la pensión: «Esto para la comida, esto para la Unión Médica, esto para el colegio de la niña…» (En los años 60, la sanidad y la educación públicas dejaban mucho que desear, así que en casa se hacían juegos de malabares para dedicar algún dinero a esas dos partidas). Porque tú siempre lo tuviste muy claro: yo tenía que estudiar costase lo que costase. Tú, que firmabas con el dedo, sabías que esa era la única manera que teníamos los pobres salir de la miseria. Lee el artículo en La Voz del Sur
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