Los futbolistas de élite ganan mucho más dinero que los científicos premiados por sus descubrimientos, muchos de ellos trascendentales para la humanidad. Valoramos más la pericia física porque genéticamente seguimos siendo cazadores recolectores, con ancestrales posturas machistas que, como en el caso Rubiales, eclosionan debido a que la sociedad tecnológica ya no las tolera.
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